miércoles, 20 de junio de 2012

TIPOS DE AGRICULTURA EN VENEZUEL.

TIPOS DE AGRICULTURA

Agricultura extensiva: Es aquella que se practica en grandes extensiones de terreno, con baja densidad de población y escasa aplicación de tecnologías. Los rendimientos por hectárea suelen ser poco elevados.


Agricultura intensiva: Es aquella que se practica en superficies limitadas de terreno, con gran inversión de capital y trabajo, y con la finalidad de obtener rendimientos elevados por hectárea.


Agricultura itinerante: Se caracteriza porque se practican sistemas de cultivos que comportan el desplazamiento de los campos.

Agricultura de subsistencia: Consiste en la producción de la cantidad mínima de comida necesaria para cubrir las necesidades del agricultor y su familia, sin apenas excedentes que comercializar. El nivel técnico es primitivo.



Agricultura industrial: Se producen grandes cantidades, utilizando costosos medios de producción, para obtener excedentes y comercializarlos. Típica de países industrializados, de los países en vías de desarrollo y del sector internacionalizado de los países más pobres. El nivel técnico es de orden tecnológico. También puede definirse como Agricultura de mercado.


Agricultura industrial: basada sobre todo en sistemas intensivos, está enfocada a producir grandes cantidades de alimentos en menos tiempo y espacio -pero con mayor desgaste ecológico-, dirigida a mover grandes beneficios comerciales.


Agricultura ecológica: biológica u orgánica (son sinónimos): crean diversos sistemas de producción que respeten las características ecológicas de los lugares y geobiológicas de los suelos, procurando respetar las estaciones y las distribuciones naturales de las especies vegetales, fomentando la fertilidad del suelo.


Agricultura natural: se recogen los productos producidos sin la intervención humana y se consumen




Agricultura tradicional: utiliza los sistemas típicos de un lugar, que han configurado la cultura del mismo, en periodos más o menos prolongados.






TIPOS DE AGRICULTURA EN VENEZUELA.


CONTENIDO DE LA AGRICULTURA.

La agricultura (del latín agri «campo» y cultūra «cultivo, crianza»),[1] [2] es el conjunto de técnicas y conocimientos para cultivar la tierra y la parte del sector primario que se dedica a ello. En ella se engloban los diferentes trabajos de tratamiento del suelo y los cultivos de vegetales. Comprende todo un conjunto de acciones humanas que transforma el medio ambiente natural, con el fin de hacerlo más apto para el crecimiento de las siembras.
Las actividades relacionadas son las que integran el llamado sector agrícola. Todas las actividades económicas que abarca dicho sector tienen su fundamento en la explotación de los recursos que la tierra origina, favorecida por la acción del hombre: alimentos vegetales como cereales, frutas, hortalizas, pastos cultivados y forrajes; fibras utilizadas por la industria textil; cultivos energéticos y tubérculos; etc.
Es una actividad de gran importancia estratégica como base fundamental para el desarrollo autosuficiente y riqueza de las naciones.
La ciencia que estudia la práctica de la agricultura es la agronomía.

Contenido

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lunes, 18 de junio de 2012

COMO NACIO LA AGRICULTURA EN EL MUNDO.

Cómo nació la agricultura en el mundo

Campesino arando. Pintura en la tumba de Sennedyem, ca. 1200 a. C. Egipto
Inicios de la agricultura en diferentes regiones del planeta; sólo se consideran las áreas de desarrollo primario no las que domesticaron plantas por influjo de regiones que previametne habían desarrollado la agricultura.
El inicio de la agricultura se encuentra en el período Neolítico, cuando la economía de las sociedades humanas evolucionó desde la recolección, la caza y la pesca a la agricultura y la ganadería. Las primeras plantas cultivadas fueron el trigo y la cebada. Sus orígenes se pierden en la prehistoria y su desarrollo se gestó en varias culturas que la practicaron de forma independiente, como las que surgieron en el denominado Creciente fértil (zona de Oriente Próximo desde Mesopotamia al Antiguo Egipto), las culturas precolombinas de América Central, la cultura desarrollada por los chinos al este de Asia, etc.
Se produce una transición, generalmente gradual, desde la economía de caza y recolección a la agrícola. Las razones del desarrollo de la agricultura pudieron ser debidas a cambios climáticos hacia temperaturas más templadas; también pudieron deberse a la escasez de caza o alimentos de recolección, o a la desertización de amplias regiones. A pesar de sus ventajas, según algunos antropólogos, la agricultura significó una reducción de la variedad en la dieta, creando un cambio en la evolución de la especie humana hacia individuos más vulnerables y dependientes de un enclave que sus predecesores.
La agricultura y la dedicación de las mujeres a una maternidad intensiva3 permitieron una mayor densidad de población que la economía de caza y recolección por la disponibilidad de alimento para un mayor número de individuos. Con la agricultura las sociedades van sedentarizándose y la propiedad deja de ser un derecho sólo sobre objetos móviles para trasladarse también a los bienes inmuebles, se amplía la división del trabajo y surge una sociedad más compleja con actividades artesanales y comerciales especializadas, los asentamientos agrícolas y los conflictos por la interpretación de linderos de propiedad dan origen a los primeros sistema jurídicos y gubernamentales. La nueva situación de la mujer, recluida ahora a un espacio doméstico, la excluye de la economía y de la vida social dando origen al patriarcado

Agricultura en la antigua Roma

En los primeros tiempos de Roma se cultivaban principalmente cereales, leguminosas y hortalizas, pero en la época de la expansión republicana e imperial la agricultura incluía, además del trigo (el pan fue siempre la base de la alimentación) los otros dos elementos de la llamada tríada o trilogía mediterránea.
El campesino trabajaba con su familia, en un modelo literariamente idealizado de vida sencilla (base de los valores morales, familiares y públicos, y de la participación en la res publica); pero con la expansión territorial, la continuidad del esfuerzo bélico, que exigía un prolongado servicio militar de los ciudadanos, arruinó las pequeñas explotaciones en beneficio del modo de producción esclavista. En ese sistema se incluía la mayor parte de la producción agrícola, tanto la de los modestos lotes de tierras repartidos a soldados veteranos como los grandes latifundios en manos de la aristocracia senatorial. En la lenta transición del esclavismo al feudalismo, a partir de la crisis del siglo III, se sustituyeron los esclavos por siervos, y el Imperio se ruralizó, pasando las villae rurales a ser centros autosuficientes, en perjuicio de las decadentes ciudades.
Las técnicas agrícolas se basaban en el uso del arado romano, tirado habitualmente por bueyes, y en el sistema de barbecho. Otros aportes fueron la prensas de aceite, algunas técnicas de regadío y de abono.

Edad Media

Labores agrícolas, 818 d. C., Salzburgo.
A lo largo de la Edad Media europea,surgen importantes innovaciones tecnológicas que aportarán algunos elementos positivos al trabajo de los campesinos. Las principales innovaciones en la agricultura medieval se debieron al mayor dinamismo del modo de producción feudal, que suponía para los siervos un mayor incentivo en la mejora de la producción que para los esclavos. Las Partidas de Alfonso X de Castilla definen a los campesinos dentro de la sociedad estamental como los que labran la tierra e fazen en ella aquellas cosas por las que los hombres han de vivir y de mantenerse. Este campesinado activo fue la fuerza fundamental del trabajo en la sociedad medieval.
La introducción del uso de arados pesados (con ruedas y vertedera) permitió un cultivo más profundo de los suelos del norte de Europa (se incorporó a lo largo del siglo XI en las regiones al norte de los Alpes, mientras que los suelos frágiles de la zona mediterránea seguían vinculados al arado romano). Los molinos hidráulicos (posteriormente los de viento introducidos desde Persia) incrementaron de forma importante la productividad del trabajo, al igual que la mejora paulatina de los aperos agrícolas, como nuevos tipos de trillos, hoces y guadañas.
El cambio del buey por el caballo como animal de tiro fue el resultado de dos avances tecnológicos —el uso de la herradura y el desarrollo de la collera— que permitían al caballo tirar de mayores cargas más fácilmente. Esto aumentó la eficiencia del transporte por tierra, tanto para el comercio como para las campañas militares, y sumado a la mejora general de la red de carreteras aumentó las oportunidades comerciales para las comunidades rurales mejor comunicadas. En algunas zonas con tierras especialmente fértiles, se introdujo la rotación de cultivos de tres hojas (rotación trienal, asociando un cereal de primavera o una leguminosa a un cereal de invierno), lo que reducía al 33 en vez de al 50% la necesidad de barbecho frente al sistema de año y vez, aumentando la producción y haciéndola más diversificada. La posibilidad de abonado, estaba restringida a la disponibilidad de ganadería asociada, que, en las zonas y periodos en que se incrementó, tuvo un importante impacto en la vida campesina, aunque no siempre positivo para los agricultores, cuyos intereses estaban en contradicción con los de los ganaderos, habitualmente de condición privilegiada (el Concejo de la Mesta y asociaciones ganaderas similares en los reinos cristianos peninsulares). El ejemplo de los monasterios, especialmente de la orden benedictina expandidos por toda Europa occidental (Cluny y Císter), extendió prácticas agrícolas, de gestión de las propiedades y de industria alimentaria. En zonas de Europa meridional (la Sicilia y la España musulmanas), los árabes introdujeron mejoras agrícolas, especialmente en sistemas de regadío (norias de Murcia, acequias de Valencia), el aprovechamiento de las laderas (bancales de las Alpujarras), zonas inundables (arroz) y el cultivo intensivo de huertas, con la generalización de los frutales mediterráneos (naranjos, almendros) y todo tipo de verduras, que caracterizarán el estereotipo de la alimentación de los campesinos sometidos de estas zonas, de origen musulmán, frente a los conquistadores cristianos (villano harto de ajos llamaba Don Quijote a Sancho).

LA ECONOMIA.


Economía
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Acueducto de Segovia, en la actualidad.
La economía de Roma estaba basada en la explotación de los recursos naturales y el trabajo de los esclavos, que estaba centrado en la agricultura y la ganadería. Los romanos fueron innovadores en el desarrollo de técnicas aplicadas a la agricultura, tales como el regadío, drenaje de tierras, abonado, barbecho, rotación de cultivos, etc. Los cultivos principales eran los cereales como el trigo, el olivo y uno de los más apreciados, la vid.
Las tierras cultivables, bosques y pastos, las cuales pertenecían al Estado, eran al principio explotadas por esclavos prisioneros de guerra y supervisados mediante capataces. Posteriormente, conforme escaseaba la mano de obra cautiva, se iban arrendando las tierras a agricultores particulares, los cuales pagaban a los propietarios en especie con una parte de la producción. Este sistema feudal ya estaba firmemente establecido en la villa romana 400 años d.C. El modelo económico estaba centralizado en Roma, y desde allí se imponía a todo el imperio.
La práctica de arrendar las tierras provocó grandes latifundios y el empobrecimiento de los pequeños agricultores propietarios (no esclavos). La mayoría de las tierras eran propiedad de senadores; alrededor del año 218 a.C. la Lex Claudia les prohibió que se dedicaran a cualquier otra actividad que no fuera la explotación de sus tierras.
Los ingresos del Estado tenían varias procedencias: impuestos de las provincias que cobraban los publicanos; venta o arrendamiento a particulares de las tierras anexionadas durante las conquistas (ager publicus); y arrendamiento privado de la explotación de las minas con determinados recursos, como la sal. Toda la hacienda era gestionada por el Senado, que elaboraba un presupuesto, y cuyos ingresos y distribución controlaban los censores y cuestores.
Los romanos se distinguieron también por sus obras públicas; calzadas, puentes, anfiteatros, termas, acueductos, etc., proliferaban por toda Roma y en general por todas las ciudades del imperio. Cabe destacar que algunos puentes y calzadas todavía hoy se mantienen en pie e incluso pueden utilizarse con seguridad. En lo que respecta a la agricultura realizaron robustas obras arquitectónicas; uno de los ejemplos más significativos es el acueducto de Segovia, España, que sufre ahora la abrasión de la contaminación, y paradójicamente ha soportado estoicamente todo tipo de inclemencias en el transcurso de los siglos.

NUEVAS CIVILIZACIONES.

Las nuevas civilizaciones agrícolas
Las innovaciones agrícolas que se llevaron a cabo durante el neolítico concluyeron prácticamente con la introducción de los metales. A partir de entonces se inició un periodo histórico donde las nuevas civilizaciones agrícolas tendieron a mejorar las técnicas ya conocidas, especialmente las herramientas, y a establecer esfuerzos cooperativistas. En este periodo destaca Roma por su importante literatura sobre temas agrícolas, pero no fue menos importante la agricultura de Mesopotamia, Egipto, China y la India.
Roma
Roma fue un referente importante, no sólo por la forma de gobierno, estructura social y económica, y la aplicación del derecho, sino también por el conocimiento de los temas agrícolas y la arquitectura aplicada a esa actividad.
Se estima que el imperio romano comenzó precisamente basado en una sociedad rural de agricultores sin ninguna relación cooperativa que alcanzó su máximo desarrollo durante la era cristiana, para convertirse de una sociedad rural a otra fundamentalmente urbana.
Las normas y el derecho romano, muy precisos en cuanto a las propiedades rurales, lindes, comunidades de aguas, etc., eran aplicables a todos los ciudadanos y alcanzarían a numerosos pueblos que constituyeron un imperio extendido por todo Occidente.
La agricultura romana también tenía su referente religioso. Existían variadas divinidades protectoras que se ocupaban de que las tierras fueran fértiles y las cosechas abundantes. Algunos pequeños dioses tenían misiones específicas, tales como cuidar de la siembra, la semilla, la espiga, etc.
Organización social
La organización social de Roma se basaba en el poder económico y estaba dividida en clases. La primera gran división comprendía dos grupos: los esclavos y los hombres libres.
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Esclavos gladiadores en Roma.
Esclavos
Los esclavos eran en Roma personas sin derecho alguno. A ellos se destinaban los trabajos más penosos, como los agrícolas o los desarrollados en minas y canteras. Podían ser vendidos, cedidos, o legados en herencia, y sólo podían adquirir la libertad con permiso de sus dueños. Con el cristianismo se alivió su situación mediante leyes que prohibían actos bárbaros, como ser arrojados a las fieras sin resolverlo un juez.
Hombres libres
Los hombres libres eran los ciudadanos, los cuales estaban a su vez divididos en dos clases, los patricios y los plebeyos.
Los patricios fueron los primeros en gozar de todos los derechos y desempeñar cargos públicos; a esta clase pertenecían los nobles y ricos terratenientes, que se reservaban los puestos más relevantes del ejército y la administración; y los caballeros o equites, que eran comerciantes de fortuna o financieros, también con cargos en la administración o el ejército pero de menor responsabilidad.
Por su parte, los plebeyos eran aristócratas que desde los primeros tiempos se enfrentaron a los patricios por una igualdad tanto jurídica como política, no conseguida en su totalidad pero con algunos significativos triunfos, como el derecho a realizarse matrimonios entre ambas clases o desempeñar cargos públicos, y que más tarde daría lugar a una forma de cooperación de los patricios con los plebeyos más ricos para el reparto del poder.
Otros plebeyos pobres, los proletarios, tenían como única riqueza sus hijos (de ahí lo de prole). Entre el siglo II y I a.C. estos proletarios constituían una población importante, motivado por el crecimiento de los latifundios y el empobrecimiento de los agricultores que no poseían tierras en propiedad; sobrevivían vendiendo el voto al que tenían derecho y con las asignaciones gratuitas de alimentos.

TIPOS DE AGRICULTURAS.

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Trigo: fundamental en la dieta humana.
Tipos de agricultura
En el neolítico se practicaba una agricultura itinerante (y que todavía hoy practican algunos pueblos primitivos), que consistía en abandonar las tierras una vez han sido agotados sus recursos y buscar nuevos suelos productivos. Actualmente la agricultura ha evolucionado hasta alcanzar carácter industrial, donde la ingeniería genética, química y tecnología mecánica juegan papeles fundamentales.
Se distinguen varios tipos de agricultura:
Extensiva
La agricultura extensiva es aquella en la que se realizan labores sencillas, y en los que se emplean abonos orgánicos, como estiércoles, prescindiendo totalmente de los fertilizantes artificiales. Es un tipo de agricultura defendible desde el punto de vista ecológico, pues la tierra no suele estar sujeta a la presión que imprimen otras actividades, como la agricultura intensiva o industrial.
Intensiva o industrial
La agricultura intensiva o industrial es aquella en la que se realizan labores complejas, y que depende totalmente de fertilizantes artificiales para su óptimo desarrollo. Los suelos producen habitualmente de forma continuada, lo que implica la necesidad de restituir también continuamente los elementos minerales que ya fueron asimilados por las plantas; esto supone tener que enfrentarse a la larga a variados problemas medioambientales, derivados no sólo del frecuente uso de productos químicos, sino también de la imperiosa necesidad de asegurar las cosechas contra plagas y enfermedades mediante pesticidas, herbicidas, etc., que pueden terminar finalmente introduciéndose en la cadena alimenticia.
Biológica
La agricultura biológica nació para dar respuesta a los problemas planteados por la agricultura intensiva. Se trata de una actividad cada vez más demandada por los consumidores, respetuosa con el medio ambiente y la salud. Este tipo de agricultura recurre a métodos naturales para luchar contra las enfermedades y plagas, y rechaza la utilización de pesticidas y fertilizantes sintéticos.
Parcelaria
La agricultura parcelaria está limitada a superficies dispersas y reducidas. Existen muchas regiones en el mundo que por sus características orográficas están dedicadas a este tipo de agricultura. Un ejemplo son los andenes o terrazas andinas prehispánicas y que aún existen en la altiplanicie guatemalteca, donde se cultiva maíz, alubias y calabazas; y café en las zonas más bajas de las laderas.
Monocultivo
La agricultura de monocultivo es una actividad que está especializada en un único producto. Aunque los agricultores de subsistencia de todo el mundo suelen cultivar variados vegetales, no suele ser así en el caso de las grandes explotaciones de carácter comercial. Así, muchas explotaciones producen sólo café, té, cereales, cacao, o caucho. Un ejemplo es la dependencia de Tailandia del arroz, que es uno de los mayores productores del mundo de esta graminácea; o Sri Lanka, que depende enteramente de la producción de té.
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Variación de cultivos.
Cuando se dedica una superficie a la producción de una sola especie, suele proporcionar mayores beneficios económicos, ya que se simplifica la gestión del suelo, la producción y su comercialización. Sin embargo, puede dar lugar a la concentración de plagas que, aunque habitualmente suelen ser controladas, pueden en ocasiones producir la devastación y pérdida de la producción. La diversidad de cultivos es una ventaja contra este problema, pero está limitada por las características de los suelos, clima, y otros factores de carácter económico.
Desde el Neolítico
Se estima el origen de la agricultura en el Neolítico. Este periodo, que es el segundo de la Edad de Piedra (de ahí "Neolítico" o "piedra nueva"), se sitúa aproximadamente hace unos 8.000 a 10.000 años.
La vida social de esa época comenzaba a estabilizarse tras el periodo de adaptación del Mesolítico en cuanto a costumbres y tradiciones, y se iba alejando progresivamente de la vida nómada del cazador-recolector. Básicamente se dedicaban al pastoreo, domesticación de animales, confección de tejidos, modelación de cerámicas y cultivo de la tierra. Fue no obstante una época de cambios revolucionarios en las formas de vida.
Las culturas neolíticas más importantes aparecieron en Oriente Medio y la península Balcánica. La agricultura ocupó sobre todo un lugar preeminente en las civilizaciones china, hindú, egipcia y mesopotámica.
Los primeros agricultores ocuparon variadas regiones: Irán, Irak, Jordania, Israel, Siria, Turquía, Sureste asiático (Tailandia), África (Egipto, a lo largo del río Nilo), Europa (Macedonia, márgenes del río Danubio), China (río Amarillo), India y Pakistán (valle del río Indo), México, etc.
Antes del desarrollo de la agricultura y el pastoreo, hace unos 15.000 a 10.000 años, la forma de subsistencia en todo el mundo era, fundamentalmente, la caza, pesca y recolección de frutos silvestres. Hoy en día, todavía existen antiguos pueblos que sobreviven aprovechando recursos naturales como los citados, así como semillas, tubérculos comestibles, miel, setas, etc., ejemplo de algunos pueblos y etnias significativas de Alaska, Canadá, Amazonia, Australia, y otros apenas conocidos y desperdigados por numerosos países como Kenia, Tanzania, Etiopía, Venezuela, Filipinas, Indonesia, Tailandia, Malasia, etc.
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Vasijas para granos usadas hoy.
En cualquier caso, se trata de grupos poco numerosos que apenas suponen un riesgo para el equilibrio del hábitat que ocupan, en lo que respecta a sus actividades predadoras o recolectoras y el mantenimiento de la diversidad biológica.
Las características actuales de los pueblos cazadores-recolectores que han tenido poco contacto con otros pueblos más avanzados, no deben ser muy diferentes de sus antecesores del Neolítico en cuanto a la forma de vida y organización social. Por ello, el aislamiento de esos pueblos nos da una visión aproximada de como funcionaban aquellas comunidades, sólo desvirtuada en aquellos casos en que se produjeron contactos externos, que generaron cambios en los hábitos de vida, así como en la cultura y tradiciones propias.
Aquellas comunidades de cazadores-recolectores de la antigüedad que se mantuvieron aislados, demuestran unos valores de solidaridad muy acusada. Así, predomina la igualdad entre sexos, se respeta extraordinariamente la opinión de los ancianos, existen importantes lazos entre padres e hijos, y, sobre todo, existe un fuerte arraigo comunitario.
Todo ello está fomentado por la necesidad de repartir los recursos disponibles entre todos los miembros de la comunidad, con objeto de asegurar la supervivencia de todo el grupo. Todos estos valores sociales van cambiando conforme las comunidades más aisladas toman contacto con otras más poderosas o de mayor nivel económico, o debido a las influencias o contaminación de su cultura o estilo de vida.
Primeros sedentarios
Las primeras sociedades sedentarias, es decir, ligadas a una vivienda estable, favorecieron el desarrollo de asentamientos permanentes, así como de nuevas técnicas y materiales para cocinar y almacenar alimentos.
Las técnicas neolíticas consistían en pulimentar la piedra en vez de tallarla, con lo que se conseguían nuevas formas y acabados. Más importante que la pulimentación fue la aparición de la cerámica hace aproximadamente 8.000 años a.C., un hecho sin duda influido por la necesidad de almacenar las cosechas sobrantes y cocinar los alimentos, lo que supuso una mejora notable en el régimen nutricional. De esta época son también las técnicas de la cestería con hilos finos, y la confección de tejidos con determinadas fibras vegetales o lana de oveja.
Revolución neolítica
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Herramientas Neolíticas.
La agricultura fue, probablemente, una necesidad impuesta por los nuevos condicionamientos poblacionales y medioambientales. Es asumible la existencia de una escasez de la caza, pesca y recolección, a causa de un aumento de población tras la última glaciación, y que forzó a los cazadores-recolectores a buscar espacios permanentes y estables, sólo así se comprende que una vida tan fácil como es la de recoger los frutos que la naturaleza produce de forma natural, fuese abandonada progresivamente por otra forma de vida mucho más dura como es la del agricultor, donde se requiere un considerable esfuerzo para la preparación de la tierra, siembra, control de las malas hierbas y recolección de las cosechas.
Hace unos 7.000 años a.C., los cazadores-recolectores ya conocían de sobra cómo funcionaban los ciclos de la vida de los vegetales y animales, no en vano llevaban alimentándose de ellos desde hacía miles de años, así que no les sería difícil adaptarse a las nuevos tiempos.
La evolución de la agricultura no se produjo de forma inmediata, sino que fue un proceso gradual a partir de las actividades de recolección, caza y pesca, las cuales todavía hoy en día son practicadas por algunos pueblos primitivos, y se ha ido estableciendo muy probablemente a partir de la domesticación de animales.
Existen evidencias de que las explotaciones se realizaban de forma mixta, combinando cultivo y cría de animales. La domesticación cumplía dos funciones básicas: garantizar el suministro de carne sin depender de la caza, y la utilización de los animales como fuerza de tiro.
Se sabe por hallazgos arqueológicos que el perro fue el primer animal doméstico hace 8.000 años, y con posterioridad lo fueron la oveja, el buey y el cerdo. Se produjo así una "revolución neolítica", al descubrirse la agricultura y la domesticación de animales como un perfecto combinado para sobrevivir dentro de las nuevas formas de vida sedentarias.
Las nuevas actividades económicas basadas en la agricultura, exigieron de los incipientes agricultores su permanencia en un lugar fijo para cuidar de los cultivos.
Por yacimientos arqueológicos se sabe que los primeros poblados neolíticos se establecieron en el Próximo Oriente hace unos 8.000 años. Se trataba de pequeños grupos de casas adosadas de dimensiones muy parecidas entre sí, construidas por lo general con piedra, madera y paja mezcladas con barro cocido; no disponían de calles y casi siempre estaban rodeados por una zanja o empalizada para protegerse de posibles agresiones externas. En el Neolítico se formaron importantes poblaciones, como Jericó, que alcanzó las 2.000 personas.
En esta época pudo propiciarse la aparición de un incipiente comercio mediante el trueque e intercambio, basado en la existencia de excedentes alimenticios. Así, los granos de cereales que sobraban de las cosechas se intercambiaban por otros de los que se carecía, ejemplo de la sal, que fue uno de los primeros productos que entraron a formar parte del comercio.
Nuevas creencias religiosas
En las nuevas sociedades sedentarias basadas en la agricultura, nacieron nuevas formas de religiosidad influidas por los diferentes fenómenos que observaban en el curso de sus actividades. Así, relacionaban como hechos atribuibles a algún tipo de divinidad determinados fenómenos naturales, como la pérdida de cosechas ante una climatología adversa, falta de fertilidad de la tierra, cosechas malas o escasas, etc. Este hecho queda patente en variadas pinturas y grabados, donde se representan a hechiceros durante sus ritos o ceremonias religiosas.
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Primeros asentamientos humanos.
Los primeros cultivos
Los arqueólogos pueden distinguir si los cereales hallados en un yacimiento son recolectados de especies nacidas espontáneamente o cultivados.
Por las pruebas halladas en excavaciones de Oriente Próximo que datan de hace unos 19.000 años, se estima que en esa región se recolectaban formas silvestres de cereales (no cultivadas previamente), como cebada y trigo, además de otras plantas y frutos. Por la riqueza de la fauna identificada, se deduce la existencia de una forma de vida basada en la recolección, la caza y la pesca.
Los estudios arqueológicos apuntan a que entre los 12.000 y 10.000 años estas prácticas se intensificaron como una costumbre; en yacimientos del Próximo Oriente se han encontrado granos de trigo cultivado que ya pertenecen al sexto milenio a.C., indicativo de que la costumbre terminó por convertirse en cultivos programados o intencionados.
Los primeros granos cultivados fueron  el mijo y sorgo en el norte de África; arroz en la India y China; y maíz en América; en este último (México y otros países del continente americano) se conoce la existencia hace unos 8.000 de la producción de calabazas para la alimentación y construcción de vasijas.
En cuanto a Europa, se extendieron el trigo, cebada y centeno, probablemente introducidas desde Asia. Así, mediante datación del carbono 14 se sabe que en China, hace unos 8.500 a 7.000 años, se cultivaba el mijo y la col. En general el arroz, mijo, y variados cereales, ya se cultivaban en el este y sur de Asia, extendiéndose el arroz a Corea y Japón hace unos 4.000 años.
Otro cultivo de gran importancia en la cuenca mediterránea, como es el olivo, es probable que ya se realizase hace unos 8.000 años.
Las primeras herramientas
Las primeras herramientas utilizadas en las tareas agrícolas del Neolítico eran básicamente las mismas que utilizaban en el Paleolítico para recolectar raíces, las cuales estaban construidas de madera y piedra. Posteriormente, mediante piedras afiladas, sílex, hueso, y maderas más o menos torneadas se armaron azadas para cavar la tierra, hoces para recoger el grano, e incluso arados rudimentarios a base de ramas de árboles convenientemente modificadas para levantar y voltear la tierra a mano, con objeto de prepararla para la siembra. Posteriormente, se adaptó el arado para ser tirado por animales.
La agricultura en movimiento
Como ya se ha dicho, durante el neolítico se fueron estableciendo sociedades sedentarias, que se alejaban progresivamente de las actividades típicas de los pueblos nómadas cazadores- recolectores, para dedicarse a la agricultura. No obstante, muchos asentamientos con intención de permanentes tenían que ser abandonados periódicamente, ya que los campos perdían su fertilidad por sobreexplotación, obligando a esos pueblos a realizar una agricultura itinerante.
En determinadas regiones de Europa, allí donde no existían tierras de labor para colonizar, se aclaraban los bosques talando e incendiando a continuación, dejando así un campo fértil para la producción agrícola el cual, tras sucesivas cosechas, iba perdiendo esa capacidad quedando exhausto a los pocos años, obligando a los agricultores a levantar de nuevo los asentamientos y buscar nuevas tierras o bosques para aclarar, al desconocerse otros sistemas de conseguir abonos. Otros asentamientos, como los que se concentraban a lo largo del Nilo, mantenían la producción de las tierras durante mucho más tiempo, gracias a los limos que el río iba depositando en sus márgenes, y que servían de abono para los campos próximos en cada temporada.

HISTORIA DE LA AGRCULTURA.

Historia de la agricultura


La agricultura es el arte del cultivo y explotación de la tierra con el objeto de obtener productos con fines humanos o con destino a los animales domésticos.
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Cazadores recolectores.
Existen variadas disciplinas y toda una infraestructura agrícola, científica e industrial alrededor de estas actividades. Se incluyen en estas prácticas el estudio, acondicionamiento de las tierras, cultivo, desarrollo, recolección, transformación, distribución, etc.
Se trata de una actividad muy antigua, con origen en la prehistoria, y es actualmente un sector económico indispensable y fundamental en la alimentación mundial.
Se estima que la agricultura se ha desarrollado desde hace unos 8.000 a 10.000 años. Desde entonces todos los pueblos de la Tierra han reconocido el valor que las plantas cultivadas tienen para la alimentación humana y de los animales domésticos.
Algunos vegetales se han hecho tradicionales en muchos países, e incluso en determinados de ellos se han convertido en monocultivos, y en la fuente más importante de ingresos.
Entre las variadas producciones agrícolas, se distinguen algunos productos muy importantes para el ser humano, tales como los cereales, trigo, maíz, centeno, arroz, caña de azúcar, remolacha azucarera, aceite, verduras y frutas.
En cuanto a la alimentación animal, son importantísimos los piensos a base de granos de la soja, maíz forrajero y sorgo.
No todas las producciones agrícolas tienen valor alimentario, también existen numerosos cultivos dedicados a producir materias para la industria, tales como el caucho, semillas oleaginosas para fabricar pinturas o compuestos químicos sintéticos, plantas para la obtención de fibras, etc.
Se reconoce el valor de la agricultura al comprobar que casi la mitad de la población mundial se dedica a esta actividad, aunque es cierto que su distribución es muy variable. Así, mientras que en África y Asia superan el 60 por ciento de la población, en los Estados Unidos y Canadá apenas alcanza el 5 por ciento. Por su parte, en América del Sur la población dedicada a estas tareas es casi la cuarta parte; en Europa Occidental supone alrededor del 7 por ciento; y en los países de la Federación Rusa y los englobados en la antigua Unión Soviética alcanza el 15 por ciento.